Anuncios vintage: Vodka Imperial

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Imagen (c) Todocoleccion.net

Esta imagen pertenece a un recorte de la revista Menage, de 1932, que se vende en la tienda de viejo online Todocolección, en la que me gusta meterme de vez en cuando a buscar tesoros. Si la reproduzco aquí es porque me parece interesante por diversas razones. Menage era una revista editada hasta pasada la Guerra Civil por los almacenes Sociats de Barcelona, y que estaba muy vinculada a la figura del chef Josep Rondissoni, quien fuera su director de 1931 a 1936 como profesor de cocina de l’Institut de Cultura de la Dona, en Barcelona. La revista ofrecía sus propios cursos, y entre sus colaboradores y docentes habituales contaba con el coctelero Miguel Boadas. La labor del Institut  se centraba en contribuir al desarrollo integral de las mujeres de la época (quienes, recordemos, no pudieron votar hasta 1931) y en aportarles conocimientos en diferentes disciplinas, y en particular, aquellas relacionadas con la cocina y la economía doméstica. Llama la atención, pues, que se considerara entonces que entre estos estudios debía haber un espacio para la preparación de combinados, del que habitualmente se encargaba Boadas, pero al que también contribuía de vez en cuando Salvador Farré, el maitre del Hotel Colón.

Destaca también de este anuncio que el bartender es ya un prescriptor, un proto Brand Ambassador de la marca, a la que presta su nombre y sus recetas. Y no de una marca cualquiera, sino una de vodka, desafiando ese mito de la historia de la coctelería que suele afirmar que antes de los años sesenta el vodka se consumía poco o nada. El más interesante, a priori, es el  Menage Cocktail, que lleva el nombre de la revista, un Flip. Este tipo de receta se ve ya poco en los bares, porque requiere un huevo fresco, no sabemos si por una especie de prejuicio moderno a consumir yemas de huevo crudas o directamente a la imposibilidad de encontrar huevos de la calidad suficiente, o al temor a intoxicaciones alimentarias (evitable utilizando huevo pasteurizado, como se hace con las claras de los Fizz). En fin, sea como sea, la especificación en la receta de que se requiere «hielo bien limpio» -dado que se seguía picando a mano- nos recuerda que ochenta y cinco años, en coctelería, son también toda una vida.

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