Proyecto de fin de semana: licor infusionado

IMG_6532Uno de los proyectos más sencillos que pueden hacerse en casa para comenzar a experimentar con cócteles y destilados consiste en infusionar licores. Es uno de los trucos más viejos y resultones de la historia: una bolsita de té en el Gin Tonic y éste adopta en unos minutos el sabor de las hierbas en cuestión. Existen incluso infusiones ya preparadas que nos facilitarán el trabajo. Hhay varias marcas disponibles; aplauso lento y ovación cerrada al fulano que decidió llamar Té Tonic a una de ellas. Sea como sea, la humanidad ha macerado frutas y verduras en alcohol desde antes incluso de la existencia de la destilación (al fin y al cabo, sólo hace falta pensar en el lúpulo y la cerveza), y por el mundo circulan trillones de millones de recetas de ratafías, aguardientes «con tropezones», etc, que se utilizan para preservar el sabor de plantas y frutas variadas. Así que, ¿por que no probar una de ellas?

Estas Navidades yo me decidí por una receta que vi en Liquor.com, porque quería envenenar hacer regalitos a unos cuantos amigos, aunque la he modificado un poco a mi gusto. No tiene ninguna dificultad, si exceptuamos la de encontrar botellas que cierren herméticamente en los Todos a Cien (pro tip: probad el cierre antes de comprarla. La inmensa mayoría lo tiene sólo para hacer bonito). Podéis encontrar los ingredientes más complicados en herbolarios; la inmensa mayoría está en vuestro supermercado amigo y/o se puede ignorar. La receta, ya de paso, me sirve también para explicar cómo hacer un sirope simple, que es algo más sencillo que el mecanismo de un botijo, y que os evitará encontrar granos de azúcar sin disolver en vuestras bebidas.

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Licor de Navidad

Una botella de vodka (no rompas la hucha: sólo la quieres por su alcohol… aunque ahora que lo pienso, esto es aplicable a casi todo el vodka).

Una vaina de vainilla

Dos bastones de canela

Tres estrellas de anís… estrellado

Dos cucharadas de piel de naranja seca (la puedes desecar a horno muy bajo, pero en los herbolarios venden).

Ocho clavos de olor

Un pedazo de unos cinco centímetros de jengibre pelado

Algo menos de una cucharada de pimienta malagueta, y otra de pimienta en grano

Tres granos de cardamomo (sácalos de ese kit de botánicos para el Gin Tonic que te regaló tu cuñado el año pasado)

Una taza de azúcar y el mismo volumen de agua

Necesitarás también un bote grande que cierre bien, un colador, una jarra (u otro recipiente) un cazo, un embudo y varias botellas.

Pon a macerar todos los ingredientes menos el azúcar y el agua en el bote. Sacúdelo una vez al día o cuando te acuerdes. Al quinto día, lava las botellas con agua muy caliente y déjalas escurrir. Prepara un jarabe calentando el agua y el azúcar hasta que llegue casi a hervir y el azúcar se disuelva por completo. Déjalo enfriar. Mientras, filtra el licor en la jarra y desecha las especies. Cuando el jarabe se haya enfriado, incorpóralo al licor y embotéllalo. C’est fini.

Este licor puede tomarse, como todos los del mundo, en plan chupito sin más, pero su perfil aromático va muy bien para sustituir al Cointreau u otros licores de naranja en los cócteles que lo utilizan. Las especies son las mismas que suele utilizar la pastelería navideña centroeuropea, por lo que también va bien con vinos o sidra caliente, o para acompañar postres.

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